Sustitución de importaciones, la utopía que solo concibe México
Durante la X Cumbre de Líderes de América del Norte (CLAN) se tomaron decisiones que no harán felices a algunos países en el largo plazo.
Una de ellas abre un frente directo contra el dragón chino, dado que México, Estados Unidos y Canadá conformarán un bloque para sustituir importaciones con la finalidad de producir y consumir productos manufacturados en territorio T-MEC.
“Acordamos fortalecer nuestras relaciones económicas y comerciales, para lo cual se creará un comité conjunto destinado a la planeación y a la sustitución de importaciones en América del Norte”, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador a la prensa en el Palacio Nacional.
La idea es que cada país propongan a cuatro integrantes para formación de un grupo de 12 especialistas.
Si bien la estrategia no es nueva, ya que en la década de los 40 el gobierno mexicano en ese entonces la utilizó para estabilizar la economía nacional, expertos consultados coinciden en que la economía del país se benefició con ese sistema debido a que el contexto era muy diferente.
En ese momento Europa y Estados Unidos estaban sumidos en una Guerra Mundial y en ese momento el gobierno, buscando impulsar la economía, decidió cerrar su mercado y hacer que los mexicanos produjeran y consumieran únicamente productos nacionales.
NO TODOS LOS PAÍSES LO TIENEN TODO, ESE ES EL PRINCIPIO DE LA INTEGRACIÓN ECONÓMICA
Cierto, el gobierno federal en este plan nuevo suma a sus dos principales socios comerciales. En teoría, esto tendría que ampliar el índice de materias primas e industrias para poder producir diversos productos, aunque no todo es tan simple.
“Este modelo es utópico. Para que México lo pueda llevar a cabo se necesitan muchos ingredientes. Entre ellos están generar una mayor infraestructura y contar con los recursos suficientes para ser autosustentable”, explica Humberto Calzada, economista en Jefe Rankia Latinoamérica.
Hasta el momento el país no cumple con ambos requisitos. Por ejemplo, en agosto del año pasado el Banco de México (Banxico) informó que el valor de las compras de productos agroalimentarios de México a otros países fue de 21 mil 198 millones de dólares. Uno de los niveles más altos que haya registrado.
Sin que los mexicanos se den cuenta, muchos productos y alimentos que se consumen regularmente provienen de lugares que no son sólo Estados Unidos y Canadá. Por lo tanto, si esta estrategia se llegara a materializar, los consumidores lo resentirían casi de inmediato.
Modelo de sustitución de importaciones: el encierro, tiene sus consecuencias
Imagina que tu goma de mascar favorita no está en la tienda de la esquina. Ahora tienes que ir a locales más específicos para obtenerla porque, sin saberlo, has consumido un chicle chileno durante toda tu vida. Ahora imagina que eso no solo pasa con una golosina, también algunos productos ya no están disponibles, o ya no son accesibles.
“Una de las consecuencias de dejar de importar productos sería que se comenzaría a generar un movimiento en el índice nacional de precios al consumidor. Esto alteraría el nivel inflacionario”, menciona Arlene Ramirez Uresti, internacionalista y académica de la Universidad Iberoamericana.
México ya vivió esa experiencia durante el gobierno de Manuel Ávila Camacho, el presidente que decidió iniciar con esa estrategia. Fue así que la inflación acumulada del periodo de 1942 a 1944 en el país fue del 47%.
MEDIDAS EXTREMAS CONTRA ENCIERROS EXTREMOS, LA OMC
Además de ello, existe otro impedimento para que las tres naciones echen a andar una estrategia similar: la Organización Mundial de Comercios (OMC). Ella se encarga de dictar las normas que rigen el comercio internacional y permite que se ejecuten distintas sanciones a los países que no cumplan con una política de integración económica.
Gracias a la existencia de ese organismo, en 2019 la República Popular China pudo imponer a Estados Unidos contramedidas arancelarias por más de 3 mil millones de dólares anuales. El castigo fue interpuesto porque la nación americana fue culpada de no cumplir con las normas durante algunas investigaciones antidumping contra productos chinos.
“A pesar de que este modelo es constituido en países que quieren equilibrar la balanza comercial, ninguna nación se beneficia a la hora de llevarlo a cabo ya que al momento de implementarlo, se generan tensiones comerciales”, agrega la académica.
La imaginación choca con la realidad: implementar el modelo de sustitución, no será posible
No importa que sean tres naciones las que se queden encerradas, recluirse no es la solución. Para el economista en jefe de Rankia Latinoamérica, la decisión más sana que podrían tomar las tres naciones sería reforzar el tratado comercial que ya tienen o incentivar el nearshoring, una práctica que sirve para optimizar las cadenas de suministros.
La pandemia le enseñó al mundo que una de las mejores alternativas comerciales para enfrentar una crisis es acercar las plantas de producción. En 2019, un estudio de Statista informó que el 30% de los proveedores de importaciones de México eran de China, Japón, Alemania y Corea del Sur. Naciones que ni siquiera se encuentran en el continente.
Esa fue la razón por la que los flujos de insumo en el país se vieron afectados.
Para no repetir un escenario similar, Estados Unidos y otros países han apostado por esa nueva forma de entender los procesos de manufactura y comerciales. Esa nueva forma de pensar hace que México se encuentre en un escenario favorable para recibir a empresas de países vecinos.
Elementos como el T-MEC, las complicadas relaciones entre China y Estados Unidos y la mano de obra barata facilitan la llegada del país a esa nueva forma de hacer comercio.
La experta en relaciones internacionales cree firmemente que evitar caer en sueños como el “Make America great again”, en el que el gobierno de Trump estaba tomando una posición similar a la del gobierno mexicano sería un error.
“Si queremos producir cobre, tenemos que voltear a ver a Chile, incluso importamos maíz, porque México no tiene la capacidad de satisfacer esta demanda. Caer en esa forma de pensamiento, es entregarse a una utopía”, asevera por su parte Calzada.